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Actitudes Masoquistas en la Vida Cotidiana

El tratamiento de las actitudes masoquistas consiste en la recuperación de los instintos naturales y por lo tanto saludables. Ese es el reto de la Psicoterapia Caracteroanalítica

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5 mins
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La imagen popular del masoquismo es la de alguien que disfruta con el dolor. Pero este supuesto placer en el propio sufrimiento está muy lejos de serlo, constituyendo más bien una precaria solución para mantener un mínimo equilibrio, constantemente amenazado por la ansiedad y la angustia.

Para hablar de «masoquismo» no es necesario clavarse agujas en el cuerpo, ser encadenado para disfrutar del sexo, o cortarse las venas para mostrar lo infeliz que uno se siente. Hay formas más cotidianas que no tienen por qué ser etiquetadas como perversas, clínicamente hablando. Lo que sí es necesario es comprenderlas, para saber qué hacer con ellas, es decir, para que no nos impidan vivir con salud.

En 1932, Wilhelm Reich escribió un artículo para la Revista Internacional de Psicoanálisis, refutando la teoría freudiana del instinto de muerte, basada en la supuesta existencia de una «inalterable voluntad biológica de sufrir» en el ser humano. Basándose en la investigación clínica explicó lo contrario, es decir, cómo la tendencia era hacia la vida y no hacia la muerte.

Según Reich no existe un impulso de muerte y el masoquismo no es más que el resultado de la represión de los mecanismos sexuales naturales. Queda entonces obsoleta la imagen de la persona que sufre porque le gusta, porque se lo pasa bien sufriendo. Por el contrario, el impulso biológico tiende al placer y a la vida, no al displacer y al sufrimiento. Cuando este impulso se ve reprimido, aparecen sus formas distorsionadas, expresadas en la perturbación masoquista.

Como vemos, este importante avance de Reich supone una vuelta de tuerca, implicando el cuestionamiento de las condiciones sociales responsables de generar la enfermedad.

Pero el cuestionamiento no sirve de nada cuando nos quedamos en la queja y nos conformamos con adjudicar toda la culpa a la sociedad, mientras adoptamos posiciones victimistas sin hacer el mínimo esfuerzo por salir del hueco, actitud, por cierto, típicamente masoquista

Porque el masoquismo no se refiere específicamente a un carácter estructurado. Puede suceder que, para sobrevivir a las diferentes situaciones conflictivas de la vida cotidiana, asumamos actitudes con tendencias masoquistas sin ser por ello nuestro carácter decididamente masoquista.

Así que, quien considere que está libre de estas trampas del carácter, que tire la primera piedra. En la sociedad actual resulta prácticamente imposible mantenerse a salvo de ciertas distorsiones de la mente. Por tanto, estaría muy bien callar un rato, apagar la tele o el ordenador por un momento e intentar descubrir cómo nos defendemos del mundo exterior e interior para impedir las sensaciones de angustia que, a fin de cuentas, es lo que se busca con las defensas del carácter.

Hablando de las actitudes masoquistas habrá que ver si…

  • Se vive en un crónico estado de sufrimiento, convirtiendo la vida cotidiana en una constante lamentación y queja. Hasta las cosas y los momentos más bonitos se vuelven desagradables bajo la mirada masoquista.
  • Se pasa uno el día «auto-boicoteándose» para no llegar a ser o hacer lo que le gustaría, acabando la jornada con una serie de autorreproches, perfecto caldo de cultivo para el auto-boicoteo del día siguiente, con su consecuente serie de autorreproches… y así sucesivamente.
  • Al no ser suficiente con esto, se pasa uno la mitad del tiempo «torturando» a los demás, especialmente a los más queridos y cercanos, y generando aún más sufrimiento en el ambiente.
  • Se siente y se muestra uno torpe en las relaciones humanas, apareciendo ante los demás con un aspecto más bien atontado.

Pues es a esto a lo que se refería Reich cuando hablaba de los rasgos masoquistas del carácter. Como vemos, se trata de actitudes bastante «caseras» y no siempre tienen que ver con conductas propias de famosos y famosas que venden sus excentricidades en las revistas de moda.

Y además, no es necesario que estas actitudes sean demasiado explícitas. Es decir, no hace falta que uno se pase diciéndose cada 5 minutos: «soy tonta, no valgo para nada, etc.», o que uno se deje siempre la llave del coche dentro, precisamente cuando tenía la entrevista de trabajo de su vida. Las actitudes masoquistas se pueden enmascarar hasta aparentar muy fácilmente lo contrario.

Actitud Masoquista y Psicoterapia Caracteroanalítica

Hay que saber que, por más absurdas que parezcan, estas actitudes sirven para algo y, por lo tanto, han de ser comprendidas y, de alguna manera, aceptadas como defensas protectoras. Sólo en la medida en que podamos comprender su presencia, y sólo cuando no sean necesarias, se podrá prescindir de ellas adoptando otros recursos más saludables.

Esto, como sabemos, no se consigue a base de buena voluntad. El mundo emocional y la historia individual que lo ha conformado son demasiado complejos como para poder explicarlo únicamente bajo la mirada de la consciencia.

El tratamiento de las actitudes masoquistas se encamina hacia la recuperación de los instintos naturales y, por lo tanto, saludables. Ese es, en pocas palabras, el reto de la Psicoterapia Caracteroanalítica

La Psicoterapia Caracteroanalítica busca, de una manera profunda y sistemática, abordar la funcionalidad de las defensas para, a la vez que se libera la energía estancada y se elimina la angustia, potenciar formas de enfrentar las emociones, más cercanas a la capacidad de placer y a la tendencia natural a la vida.

*Para información especializada sobre el tema, sugiero acceder a la obra de Reich: «El Análisis del Carácter» (1948), cuyo capítulo «El Carácter Masoquista» ha servido como fuente del presente escrito. También será útil la bibliografía  reichiana y postreichiana que aparece en la biblioteca de este blog.

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