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El Amor… Lo que no es

La capacidad de amar es una función vital. No se parece a las relaciones compulsivas ahogadas por la ansiedad, el miedo, el egoísmo, la violencia y el control

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Decir «amor» suena bonito. Gratifica y estimula. Ejercer el amor es otra cosa. Es un acto cotidiano de respeto, de libertad y de liberación de quien amamos, aunque no siempre acabemos ganando, simplemente por el hecho de sentirlo.

A cuenta del amor se han logrado verdaderas revoluciones. Como se dice, el amor mueve montañas. Es tan potente, tan inmenso que nada ni nadie puede contra él, aunque se intente.

Pero también, bajo el manto de un supuesto sentimiento amoroso se han llegado a cometer incluso asesinatos y, para no ir tan lejos, en nombre del amor cada día se violentan los derechos humanos más básicos, sin apenas darnos cuenta.

El concepto auténtico del amor ha sido muchas veces utilizado por los mitos, la sociedad de consumo, la educación compulsiva, las religiones y hasta por la política. Se usa para todo y se acomoda según diferentes intereses que distan mucho de lo que es la capacidad para dar y recibir.

Así, se sigue transmitiendo el ideal del «… se casaron y vivieron felices para siempre«, frase que retumba en los oídos de quienes se encuentran, de un día para otro, decepcionados después de una ruptura de pareja con la que no contaban ni en sueños. Pero el amor no se reduce a las relaciones de pareja y mucho menos a la institución del matrimonio.

Algunos ejemplos de lo que se intenta llamar «amor» pero no es

  • Educar utilizando la violencia en cualquiera de sus formas, y decir al niño o a la niña: «Esto lo hago por tu bien«, segundos antes de darle un golpe o de encerrarlo/a en su habitación por haber hecho alguna travesura o por haber sacado malas notas en el colegio. «Como te quiero, te pego y te castigo».
  • Hacer todo lo que el otro quiera. Si quiere que vayamos al cine, vamos. Si quiere patatas pero yo quiero queso, pues comemos patatas. Si quiere ir a la playa pero yo quería quedarme en casa, vamos a la playa. «Como te quiero, te complazco».
  • Dejarle hacer todo lo que quiera. Si no se quiere levantar de la cama, bien. Si no quiere comer, bien. Si quiere pasarse la vida viendo televisión, bien. Si piensa que la luna es verde, bien. Si no quiere trabajar porque es aburrido, bien. «Como te quiero, no te cuestiono».
  • Sentir que la propia vida no tiene sentido si la otra persona no está. Esperar, simplemente esperar a que aparezca para animar el día. «Como te quiero, dependo».
  • Sentirse desgraciado/a cuando el hijo o la hija se va de casa dejando el nido vacío y, en vez de ayudarle a encontrar su camino, ponerle todas las trabas posibles para que tenga que volver. «Como te quiero, te retengo».
  • Defender al niño o a la niña de cualquier pequeño riesgo propio de su edad, invadiendo constantemente su espacio y sus juegos. «Como te quiero, te sobreprotejo».
  • Llamar al novio o a la novia 20 veces al día para decirle lo mucho que se le extraña. «Como te quiero, te invado».
  • Tratar a las niñas y a las mujeres como si fueran frágiles y condicionar así su autonomía. «Como te quiero, te limito».
  • Enseñar al otro/a a vivir la vida tal como uno la concibe, en vez de darle los recursos para que encuentre su forma particular. «Como te quiero, te adiestro».
  • Montar una escena de celos cada vez que él o ella sale de casa con sus amigos/as. «Como te quiero, te controlo».

Como te quiero te corto las alas, te limito, te sobreprotejo, no te cuestiono, dependo, te complazco, te retengo… te mato

Qué poco tiene esto que ver con el amor. Hay muchos más ejemplos, interminables, de situaciones en las que se cree estar amando cuando en realidad se está expresando todo lo contrario. El amor no tiene la culpa de que no sepamos expresar el miedo, el odio, la impotencia, la frustración o el hartazgo hacia una persona o situación. Estas son cosas que pasan cuando no se encuentran vías de expresión de las emociones, especialmente las que no son socialmente aceptables.

Porque, por ejemplo, son aún pocas las madres que gozan de espacios de confianza para quejarse de lo cansadas que están, después de noches y noches en vela atendiendo a sus bebés, sin recibir las respuestas de reproche que les amenazan con la constatación de su peor pesadilla: no ser capaz de ser una buena madre.

Por otro lado, no todos ni todas tienen la confianza en sí mismas ni en sus parejas para pedir espacio y tiempo sin por ello sentirse castigados/as con una inminente ruptura.

Y para terminar con los ejemplos, después de 40 años cocinando y limpiando para todo el mundo, resulta extraño -mas no imposible- que una mujer decida expresar el amor de otra manera, mientras cuida de sí misma y experimenta otras vivencias.

Amar no es ser buena gente todo el tiempo, siempre sonriendo, siempre asequible, ni estar comprando regalos todos los años para San Valentín

La capacidad de amar es una función vital. No se parece en nada a las relaciones compulsivas ahogadas por la ansiedad, el miedo, el egoísmo, la violencia y el control. Cuando tenemos la opción de elegir cada día por la pareja o el amigo y somos conscientes de la libertad para irnos de su lado, y nos quedamos, estamos amando.

Cuando podemos sentir el enfado, el miedo o la inseguridad, dando tiempo a la resolución de los conflictos, estamos amando.

Cuando el niño o la niña de 2 o de 30 años se cae -porque tiene que caerse- y nos encuentra cuando realmente nos necesita, estamos amando.

Cuando miramos al niño, a la niña, a la pareja, al amigo y decimos consciente y coherentemente: «NO«, estamos amando.

Cuando alguien se quiere ir de nuestro lado y -aún a nuestro pesar- le dejamos abierto el camino, también estamos amando.

Es posible transformar las relaciones viciadas, ya sea por el paso del tiempo como por las propias trampas del carácter. Recuperar la capacidad de amar es una de las mejores estrategias para establecer relaciones afectivas saludables, duraderas y enriquecedoras con las personas importantes de nuestra vida, por las que vale la pena hacer los cambios que se consideren necesarios.

Gracias por compartir este artículo

13 comentarios en «El Amor… Lo que no es»

  1. Hola María Clara, en tu post criticas una concepción antigua del amor… No piensas que se podría escribir también un articulo sobre la manera moderna de amar? «Te quiero y no te complazco (ni lo pienso un segundo, ya que estoy centrado en mi), te quiero y te cuestiono sin cesar (tengo este derecho, no? No va a ser que soy un tonto que está siempre de acuerdo contigo), te quiero y voy a mi bola (como si no tuviera pareja), te quiero y no te ayudo (apañate, cada uno sus problemas), etc. Me vas a decir que eso no es amar, claro… ¡igual que «Te quiero y te pego»! Personalmente, pienso que no está mal reflexionar sobre las derivas de la concepcion del amar antiguo, pero pienso que habría que hacerlo también sobre las derivas de la concepcion moderna, que se basa en «Primero Yo, luego Yo y para terminar Yo.» El problema es que entonces habrá riesgos enormes de disgustar…

    • Hola… «lucriquier»… Por supuesto que se puede escribir un artículo sobre lo que llamas la manera moderna de amar. Estaré encantada de leerte si lo haces. En realidad no estoy criticando el amor antiguo, ni el moderno. Ese no es el criterio que he utilizado. Mi criterio es la salud, en cualquier tiempo y en cualquier espacio. Con ese criterio, si tienes un tiempo aparte del que generosamente ya has dedicado a leer esta entrada del blog, te invito a leer esta otra: https://mariaclararuiz.com/2013/04/02/2418/ y esta https://mariaclararuiz.com/2013/09/10/amor-y-dependencia-del-sometimiento-al-equilibrio/ , y algunas otras más que irás encontrando por el camino si te apetece, que posiblemente aclaren un poco más mi posición al respecto. Puede que no te agraden, pero realmente no escribo para agradar sino para expresar y también para difundir mi pensamiento y mi trabajo. Veo que tienes un blog en el que escribes lo que piensas. Pues colega, sigamos compartiendo puntos de vista afines y contrarios, que así nos enriquecemos mutuamente. Saludos.

  2. Hola, en lo personal no califico el amor como antiguo o moderno, sino como una construcción que se da como conclusión de un período de enamoramiento en lo que a una pareja se refiere, y en lo cotidiano con los vínculos más cercanos en los que incluyo hijos, amigos y afectos cercanos, así es, aprendemos a querer a nuestros hijos, ya que no conocemos a nuestros bebes apenas nacen, así se construye el amor, mirándolos, hablándoles, sonriendo con ellos, así ,lentamente, cada vez más profundamente se forman los lazos indestructibles del amor.

  3. Estoy de acuerdo con tus reflexiones, el EGO con sus mascaras de justificación amorosa es lo que impide inconscientemente la comunicación efectiva sentimental y con la repetición de patrones aprendidos que ocultan, como dices, la discriminación, la vanidad, la ira, el resentimiento, la incapacidad de enfrentarse de cara a los problemas, etc, se manipula afectivamente inconsciente o conscientemente,,, El amor incondicional ya respeta por si mismo al otro, es su base, el respeto y la libertad, entendida como autosuficiencia y actuación sin perjudicar la libertad del otro…

    NO EGO LO-OK

  4. De acuerdo contigo…es que pocos entienden que poner limites es amor. Un saludo

  5. Sé que no escribes para agradar. Te expresas y punto. Tal vez por eso me gustan tanto tus posts, Maria Clara. (Ya te lo dije en otro comentario.) A parte de esto, yo también hablaba desde el punto de vista de la salud. Sé que evocas caracteristicas del amor moderno, pero lo que quería decir es que ya no estamos en la «sociedad disciplinaria» de antaño – aunque algunos no se han dado cuenta -, estamos en otra sociedad, donde el EGO está a punto de explotar y la verdad es que la manera de amar en tiempos modernos no me parece mejor que en aquella época de castigos, sumisión y posesión. Hoy día, todo el mundo – o casi – ve lo horrible que fue amar pegando, atando, limitando, etc. En cambiio, tengo la impresion de que poca gente ve los excesos de la visión actual. No, no voy a escribir este artículo, más bien te sugería que lo escribieras tú… jeje

    • Bueno… tal vez lo que no me acaba de llegar de tu comentario es la diferencia que haces entre las formas de «amar», como antiguas o modernas. Creo que ha habido de todo, antes y ahora y que esas formas están pintadas de modas de los contextos culturales. No es amor pegar y someter y tampoco ir cada uno a su bola sin comprometerse con nada, de acuerdo. Pero si lo ves bien, esos dos extremos pueden ser la misma respuesta a la incapacidad de amar, que es el problema desde el punto de vista de la salud. El miedo, la angustia, el no saber cómo estar con el otro o la otra, se pueden manifestar ya sea violentando, castigando, celando, controlando y también ignorando y cerrándose emocionalmente. Entonces ya no hablaríamos de amor antiguo o moderno sino de capacidad o incapacidad de amar. ¿No crees?

  6. La verdad es que no soy muy igualitarista… (Y creo que tú tampoco!) Un francés no es igual que un español que no es igual que un colombiano. Algo tenemos en comun (somos personas), pero también somos muy diferentes. Si lees mi blog naciente, verás que parto del principio de que la picardia es tipica de este pais donde vivimos y por lo tanto, hay que tenerla en cuenta a la hora de comunicarnos. Bueno, pues pienso lo mismo de los tiempos pasados, que no se parecen en nada a los modernos. ¿Qué tiene que ver la manera de amar de mi abuelo, un patriarca – sin lugar a dudas – que no hubiera dejado a su mujer irse con sus amigas, pero que hubiera dado su vida por ella, y la de nuestros amigos, familiares, etc. Sin olvidar a nuestros consultantes? Como he dicho, no soy muy igualitarista es decir que estoy a favor de la igualdad pero no a favor de la aglomeración. «Igualdad» para mi no significa «homogeneidad.»

  7. ESTÁ MUY BUENO MARÍA CLARA LO QUE ESCRIBISTE, LA VERDAD QUE ESTOY DE ACUERDO UN 100% CON VOS.

  8. El amor no varia, es el mismo, el enfoque social que se le da es otra cosa, Freud lo veía como una relación objetal donde la Libio se enfocaba en un otro, el amor se representa de la mejor forma en la Gelstalt (tu eres tu y yo soy yo) pensar que el individualismo de las personas a variado la forma de amar, creo que no, lo que si pasa es que hoy hay una suerte de citas exprés, donde te entrego todo en poco tiempo y te cambio por otro, sin medir consecuencias ni pensar en un otro, casi como un modo animal, donde se prioriza el apareamiento por sobre la relación.
    si bien el ser humano no es monógamo, en esta época donde todo es desechable, las relaciones también viraron hacia esa opción, pero las parejas que parecen funcionar, estan forjadas en es forma antigua de amar.

  9. No creo que sea tan simple expresar el amor. A través de los tiempos se ha hablado mucho de él, pero nadie lo ha sabido expresar, y creo que esta incapacidad se debe a que el «verdadero amor» muy pocas personas en el mundo lo han podido sentir, porque «encontrarlo» ES COMO GANARSE una cuantiosa LOTERÍA. Las descripciones y reflexiones de que tal actuación no es, o si es amor, son meras emociones físicas o espirituales que no van «unidas» y entonces solo son concepciones erradas y se llegan a creer que son ciertas porque las experimentan las grandes mayorías que tienen o tuvieron pareja. Solo aquellas personas que se complementan totalmente, es decir, física, psíquica y espiritualmente lo experimentan. En ello, intervienen las hormonas como en cualquier persona sea hombre o mujer es decir el elemento físico, cuyos efectos están «manejados» por decirlo de alguna manera dentro del elemento espiritual, se forma una filosofía de vida con tal perfección compartida que brota de manera NATURAL el amor mutuo, con tal fuerza, que no queda campo para concebir una vida alejados de todo ese mundo aparte que es el suyo y no hay temores ni desconfianzas, porque solo existe para ellos ese mundo creado sin su querer, sin su voluntad, simplemente es el amor mutuo que los hace sonreír en todas las ocasiones estando frente a frente o no, porque nada más es eso su mundo propio compartido en perfecta proporción.

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