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Duelo en la Distancia

Cuando hay que vivir un duelo en la distancia, partimos de algunas complicaciones. Pero se puede elaborar un “duelo ambiguo“, que supone entender la pérdida y hacerle frente

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6 mins
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Cuando nos alejamos de nuestros seres queridos, casi siempre pensamos que esto no será para siempre y que cuando volvamos, encontraremos todo tal como lo dejamos. 

Salimos a buscar nuevos horizontes, a recibir una formación académica más completa, a aprender otro idioma, a vivir una aventura, a mejorar una situación económica precaria o a buscar afuera lo que no encontramos dentro.

En ocasiones, la palabra se cumple y volvemos en la fecha prevista. Y a veces lo que era un proyecto de unos cuantos meses o pocos años, resulta convirtiéndose en una vida entera. De cualquier manera, mientras nos encontramos lejos el mundo que dejamos se mueve sin nosotros aunque no queramos, o no podamos admitirlo.

Este es uno de los grandes temas cuando hablamos de inmigración y aunque hay experiencias que no son exclusivas, sí se hacen más tangibles y poderosas en esta situación.

Una de estas experiencias es la muerte de una persona querida, que acontece en nuestra ausencia.

La muerte que no avisa y que rompe nuestros esquemas, que nos descoloca y nos hace preguntarnos… “Y mientras tanto… ¿Qué hago yo aquí?”

La muerte del padre o de la madre, del hermano o de la hermana, del amigo o de la amiga, de familiares, conocidos/as, compañeros/as.

La muerte que nos toma por sorpresa y a la que no podemos ganar la partida.

Cuando no se oculta la noticia, cosa absolutamente recomendable, esta puede llegar de muchas maneras. Ahora con un simple texto podemos encontrar en nuestro teléfono una información que nos dejará helados, nada  más levantarnos.

Pero si del otro lado hay alguien con cuatro dedos de frente, a pesar del inmenso dolor que le suponga hará, al menos, una llamada por teléfono para escucharse las voces.

En el mejor de los casos, quienes tienen que dar la triste noticia comprobarán si la persona que ha de recibirla se encuentra sola o acompañada por alguien de confianza, si puede recibir asistencia ante cualquier reacción y si va a ser capaz de asumir la inesperada información, dentro de lo posible.

La última imagen, agradable o desagradable, y la última comunicación con la persona ahora muerta, van a marcar en gran medida lo que viene: un intenso trabajo de duelo en el que toda información veraz será de gran ayuda

Por esto se recomienda, en la medida de lo posible, acudir a los rituales de despedida y si esto no puede ser, visitar la tumba pasado un tiempo. Pero como sabemos, a veces esto tampoco es viable así que habrá que elaborar un duelo en la distancia.

Cuando hay que elaborar un duelo en la distancia, partimos de algunas complicaciones. Esto no quiere decir que haya que pasar el resto de la vida sufriendo. En realidad, se puede completar el duelo y también se puede ubicar en el lugar del “duelo ambiguo“, que  supone entender la pérdida, hacerle frente y seguir adelante sin la ayuda de la constatación.

Habrá entonces que luchar con la incredulidad de que la muerte ha sucedido. El carácter nos pondrá todas las trampas posibles.

Nuestros mecanismos de defensa se pondrán a trabajar duramente para intentar mantener, al menos, un frágil equilibrio psíquico. Esto puede resultar útil al principio, mientras el organismo se prepara para aceptar el hecho.

Pero si la defensa se mantiene en el primer lugar de una forma crónica, nos impedirá hacer el trabajo necesario para procesar el duelo

Entonces habrá que permitir que salgan las emociones como sucede en cualquier otro duelo, a no ser que exista un bloqueo emocional que lo impida. Porque lo que llamamos “ausencia de aflicción consciente” es una posible respuesta a prevenir.

Ausencia de aflicción consciente” es un término que utilizó J.Bowlby para describir cómo, en algunas experiencias de pérdida en niños y en adultos se notaba una reacción defensiva, que denotaba indiferencia ante el hecho de la muerte de una figura importante.

Es muy fácil que esto pase cuando la pérdida acontece en la distancia. Después de todo, esa persona que ya no está en el mundo tampoco hacía parte de la cotidianidad. En apariencia la vida sigue igual, pero esto no quiere decir que no se haya perdido nada.

Están los recuerdos, las experiencias vividas en el pasado y la imposibilidad de recrearlas en el futuro. Y a esto hay que hacerle frente.

Ante un duelo vivido en la distancia, aparece una gran tarea para la elaboración de la pérdida. Además del sinfín de cosas por resolver cuando uno se encuentra lejos de casa, esta se suma a la lista y parece colmar el vaso ya lleno. Pero se puede.

Si hay amigos, estos serán los mejores tesoros, siempre que con su capacidad de amar sean capaces también de respetar los diferentes momentos que se pasan y se pasarán por un  tiempo indefinido.

Y si llega un momento en que nos parece que no podemos seguir a pesar de los apoyos que recibimos, una adecuada ayuda profesional puede ayudar a desbloquear aquello que no nos permite avanzar en la elaboración del duelo.

Porque los duelos son parte del camino y una adecuada resolución nos permite reubicar en nuestra realidad la relación perdida. Pero también nos ayuda a crecer como personas, a conocer nuestra manera de funcionar y este puede ser el último regalo de quien tanto nos aportó mientras estuvo.

Que lo que duele sane con el tiempo y que se pueda sentir todo lo que supone la ausencia de alguien que se ha perdido. Que amigos y amigas sepan acompañar y que se encuentren vías saludables para la elaboración del duelo, aún en la distancia.

Gracias por compartir este artículo

1 comentario en «Duelo en la Distancia»

  1. Mi padre murió hace casi dos meses en nuestro país, Chile.. Yo vivo México y tuve la suerte de volar ese mismo día y poder llegar a despedirme de él.. Pero hoy no logro aceptar su muerte.. Me siento bloqueada, lejos de mi familia, de su casa, sus recuerdos.. El era mi gran amor.. Mi todo.. Hoy tengo mi propia familia, pero aun así, me siento muy sola y lejos de todo.. No se como vivir esto, no puedo llorar ni aceptar que no lo veré más, no puedo extrañalo, sigo con la sensación que el esta en su casa, con mi mamá y que en algún momento me volverá a llamar y todo seguirá igual..

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