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Comunicaciones Indirectas – Cuando la Expresión se bloquea

¿Cómo no sentirse uno confundido, cuando la comunicación se fundamenta en imaginarios y mensajes indirectos?

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7 mins
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Es lo que se lleva en las dinámicas de relación y es tan frecuente que ya ni se cae en cuenta, de cómo gran parte de la comunicación se da indirectamente. No sucede siempre pero sí en todos los ámbitos, familiares, laborales, educativos. 

Lo que no se calla se expresa tan inadecuadamente que causa verdaderos desastres en las relaciones personales. 

Nos creemos entonces expertos/as en descifrar lo que la otra persona quiere decir y también nos especializamos en expresar ideas y sentimientos de forma velada, como quien dice pero no dice y espera que el otro entienda, como quien lanza una palabra al aire y espera que alguien la recoja para llevarla a su destino. 

Bueno… En caso de que algún día se constate que a causa de los cambios en la comunicación por la llegada de las redes sociales, en un futuro los carteros de toda la vida sufrirán una extinción masiva y de que sigamos creyendo que las formas indirectas de comunicación son aptas para una adecuada interacción, el desempleo a los carteros les durará poco pues desde ya se abre una nueva fuente de trabajo llevando de aquí para allá mensajes de amantes que no se miran para encontrarse o despedirse, de hijos e hijas comunicando sus decisiones, de colegas pidiendo favores o denunciando quejas. 

Pero dudo que esta empresa funcione pues es más probable que, como sucede hasta el momento, se siga perfeccionando esa maquinaria casi siempre inconsciente que resulta tan cómoda como perversa en la comunicación humana. 

Veamos algunos ejemplos…

Al padre le apetece ir al cine pero evita exponer sus deseos y anticipa una negativa por parte de su pareja, con lo cual usa al hijo como emisario:

PADRE A HIJO: — Ve a decirle a tu madre que te apetece ir al cine
HIJO A PADRE: — Pero yo no había pensado ir al cine
PADRE A HIJO:  Verás qué película tan buena 
HIJO A MADRE: — Madre, me apetece ir al cine
MADRE A HIJO: — Pregunta a tu padre si le apetece
HIJO A PADRE: — Padre, la madre quiere saber si te apetece el cine
PADRE A HIJO: — Si tú quieres, querido hijo, ¡vamos al cine! 

La hija tiene un nuevo novio pero siente vergüenza de decírselo al padre:

HIJA A MADRE: — Madre, tengo novio  y esta tarde salgo con él 
MADRE A HIJA: – Díselo a tu padre
HIJA A MADRE: – Me da vergüenza. díselo tú
MADRE A PADRE: – La niña tiene novio pero siente vergüenza de decírtelo
PADRE A HIJA: – ¿Necesitas dinero?

La pareja tiene un conflicto y de nuevo, usa a los hijos para comunicarse aún habitando el  mismo espacio:

MADRE A HIJO/A:  Dile a tu padre que llego tarde a cenar
HIJO/A A PADRE:  Que la madre llega tarde a cenar
PADRE A HIJO/A: – Dile a tu madre que hoy no hay cena
HIJO/A A MADRE: – Que hoy no hay cena
MADRE A HIJO/A: – ¿Ves cómo tu padre no se ocupa de la familia?

Del entorno familiar se pueden tomar muchísimos ejemplos, pero como afirmaba antes, las comunicaciones indirectas tomando a una tercera persona como emisario no son exclusivas de este sistema. Y aunque es muy común, tampoco es necesario en todos los casos el uso de otra persona para comunicar veladamente algo que resulta difícil de expresar en directo: 

  • El hombre o la mujer que tiene una relación sexoafectiva fuera de la pareja y no se atreve a afrontar la situación directamente. A su inconsciente no se le ocurre mejor idea que dejar su correo abierto en el ordenador a vista de todo el mundo, con un mensaje bastante comprometedor. 
  • El/la trabajador/a que se siente poco reconocido/a en la empresa y se dedica a despotricar contra todo el que considera amenazante, siempre a sus espaldas.
  • El grupo en el cual uno de sus miembros tiende a salirse de la línea recta impuesta y como queda muy mal en los tiempos modernos y civilizados castigar abiertamente, se le dice: “te entiendo, haz lo que quieras” mientras se le cierran las puertas “mágicamente” y de paso se  juzga abiertamente a la vecina que hace exactamente lo que quiere.
  • Quienes sienten hostilidad mutua por su conflicto relacional no resuelto y se dedican a pelearse por temas de política, fútbol o diferentes opciones de vida.  
  • Quienes no sueltan una palabra en directo, pero en las redes sociales no hay quien les calle. 

Así las comunicaciones empiezan y acaban en un caos desbordante que desgasta la energía de cualquiera. Pero también es cierto que comunicar abierta y honestamente no es tan fácil como escribirlo. 

Comunicar supone responsabilidad, compromiso y no pocas veces conflicto. Supone tener la cabeza y el cuerpo tan bien amoblados que a veces parece inconcebible la idea de poder hacerlo. Es así como escuchamos tantas veces… 

“No se lo puedo decir… se enfadaría mucho, no me entendería, no me creería, ya sé lo que me va a contestar, ya sé cómo va a reaccionar”.

Porque cuando uno no ha madurado lo suficiente a nivel psicológico, es decir cuando no hay una identidad sólida construida a lo largo de la historia personal, hay demasiada dependencia de las opiniones y reacciones de los demás así como del afecto que prodigan. Y por esto es que en algunos ambientes se da por hecho que el conflicto, el enfado o el desacuerdo es igual al desamor

De todas formas, siempre estamos comunicando directa o indirectamente. Y ese desbordante cansancio que queda después de algunos intentos fallidos en la comunicación suele tener que ver con la contradicción entre lo que se dice y lo que se siente, lo que se oye y lo que se escucha, lo que se ve y lo que se interpreta, entre la realidad y el imaginario. 

Como sabemos, el cuerpo no miente y los  cortocircuitos casi permanentes motivados por esas contradicciones confunden, irritan, culpabilizan, dañan las relaciones porque las despoja de sus más básicos pilares: el respeto y la libertad.

Es por esto que urge un replanteamiento acerca de la comodidad de este tipo de comunicaciones indirectas que más bien podrían llamarse in-comunicaciones, algunas de ellas muy cercanas a lo que Wilhelm Reich llamó “Plaga Emocional”. 

Habrá entonces que ver qué es lo que bloquea la expresión, dónde están esos miedos, en qué momento la represión ganó la batalla a la expansión y qué se puede hacer para recuperar en lo posible la natural forma de vivir con una coraza más flexible que permita disfrutar de nuestras relaciones personales, en vez de resignarnos a sufrirlas.

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