Dos finas nubes rosadas dibujaban un suave cielo azul, anunciando el final del día en mi trayecto de Valencia a Dénia. El ambiente era plácido, más que alegre dulce, elegante, amoroso.
Un sentimiento de paz me abrigaba, absorbida por ese maravilloso espectáculo y fue en ese momento cuando llegó la consciencia —y poco después la constatación— de que Cristina había emprendido su último viaje.
Y entonces una amiga se ha ido, dejando imborrables recuerdos en que su ternura suavizaba los más ásperos momentos.
Cómplice, solidaria y generosa amiga, siempre dispuesta a escuchar atentamente las noticias, las últimas batallas, las ilusiones o los proyectos después de meses de no vernos por motivos de distancia. Luego venía un oportuno y sincero «deseo para ti lo mejor» y siempre un fuerte abrazo hasta el siguiente encuentro.
Incansable maestra y colega, Psicoterapeuta Caracteroanalítica, Ginecóloga y Obstetra, fue una de las pioneras del parto natural en España. También especialista en crianza y prevención desde la Ecología de los Sistemas Humanos y en el modelo UKITU (masaje infantil).
Madre, compañera, amiga… mujer. Cristina se ha ido pero las rosadas nubes dulces reaparecerán en el azul celeste, así como la vitalidad de tantos niños y niñas nacidos bajo su cuidado, las miradas brillantes de las madres que parieron con su apoyo, la fuerza de los padres que con su ayuda recuperaron su capacidad de implicarse en un parto y una crianza respetuosa.
Permanecerá el legado que junto con su compañero Ramón Mauduit construyó con esmero durante años (ver) y en las vidas de sus hijos Ibai y Nahia, de quienes tan orgullosa se sentía.
Permanecerá la alegría reconquistada de quienes pasaron por su consulta de Psicoterapia. Y… ¿Cómo no?… Permanecerá el cariño de sus alumno/as, colegas, amigas y amigos que tuvimos la fortuna de conocerla, disfrutarla y de quererla.
Buen viaje y hasta luego querida Cristina. Te recordaré con el amor inmenso que coloreó tu vida.