Sentimientos de confusión que permanecen aún en las más claras situaciones. Sensación de no saber, de no ser suficiente, de desconfiar hasta de la propia sombra.
Necesidad de mantenerse alerta esperando el golpe. Insatisfacción y vacío boicoteando los proyectos. Percepción de diversas realidades que ya ni se sabe si lo son o es pura fantasía.
Si todo está tan bien, ¿Por qué la sensación interna es tan devastadora?
La biografía personal suele darnos bastantes pistas cuando buscamos comprender nuestras sensaciones, actitudes, contradicciones y repeticiones. Por eso, cuando se emprende un proceso psicoterapéutico, indagamos cómo los síntomas están asociados al carácter, que a su vez está relacionado con el tipo de vínculos que hemos vivido y también con las dinámicas familiares en las que hemos estado inmersos/as desde el principio de nuestra existencia.
Detrás de la perfección aparente
La Familia Narcisista es una de aquellas que nos hace pensar, cuando el malestar habita detrás de una apariencia de perfección, que tarde o temprano se desvela por medio de diversos síntomas.
“Familia Narcisista” es un concepto muy utilizado en psicología y suena casi glamuroso, mientras dentro de casa el ambiente no es tan elegante, aunque se quiera aparentar lo contrario.
Porque su importante objetivo es que su fachada sea tan perfecta a los ojos de los demás, que no se note la miseria emocional que existe en sus entrañas
Pertenecer a esta familia parece un premio, pues el mensaje es que somos los mejores, los más, la envidia del mundo social que nos rodea.
Pero esto tiene un costo muy alto como bien se puede observar en sus efectos, extremadamente dolorosos cuando una persona se da cuenta de que no tiene ni idea de quién es y de que se ha pasado la vida representando un papel adjudicado prácticamente desde el mismo día en que nació, cuando no antes.
¿Pero cómo sentirse tan mal, si a uno le han dado todo y además se le transmite por activa y por pasiva que se ha llegado a ser quien es precisamente gracias a la familia?
Para sostener esta imagen, la familia narcisista necesita manipular, controlar, humillar, menospreciar directa o indirectamente y esto se consigue de muy diversas maneras, funcionando de acuerdo con reglas nunca explícitas. En función de mantener el carácter del sistema, se ignoran las necesidades de sus miembros en detrimento de las más básicas herramientas para la vida: seguridad y confianza.
Los padres de las Familias Narcisistas se relacionan con los hijos como si fueran un espejo que sólo muestra sus carencias. Por ejemplo, siempre quisiste ser médico y no lo fuiste, así que desde antes de nacer tu hijo ya sueñas con el médico en casa. Siempre quisiste tener dinero y como no lo lograste, le machacas con el éxito esperando cada vez más y más.
Cuando las cosas no salen como esperas, tu hijo/a se convierte entonces en la vergüenza de la familia, la causa de tu sufrimiento, el motivo de tu fracaso. Lo que pase con él/ella no importa demasiado aunque de cara a la galería intentes demostrar todo lo contrario. Si este es tu caso, has de saber que posiblemente estás construyendo una familia basada en tu carácter narcisista.
Porque en las Familias Narcisistas la exigencia es la forma de relacionarse y así es como hijos e hijas se sienten competidores más que hermanos, perdidos/as, incapaces, desarraigados/as en un mundo que no les corresponde, culpables por no llegar a cumplir las expectativas y ante este panorama sólo tienen dos salidas: o se adaptan a la dinámica o se rebelan.
Estos son algunos de los mensajes directos o indirectos en las Familias Narcisistas:
“No se lo digas a nadie”, “Finge que todo está bien”, “No estás a la altura”, “Lo haces bien pero podrías hacerlo mejor”, “Si no lo haces como te lo digo, te equivocarás”
En muchas ocasiones ya no se sabe quién es padre/madre y quién hijo/a. Lo que sí se ve claro es que los hijos e hijas parecen estar ahí para cubrir las necesidades de los padres y no al revés. El poder que ejerce un padre o una madre narcisista en la familia tiene el fin de ser nutrido, reconocido, validado… a costa de invalidar a los demás, que son una fuente de suministro narcisista, un impedimento, una oportunidad, una excusa, todo menos seres humanos en desarrollo.
Por su parte, la pareja de un padre/madre narcisista, si decide mantener la aparentemente modélica familia, suele mantenerse en la órbita del otro y aunque no amenace, violente o manipule, sí opta por el silencio y la complicidad, abandonando también las necesidades de los hijos que se quedan en la deriva emocional, sin ninguna protección que compense los daños.
Las comunicaciones indirectas también son la norma, como por ejemplo las triangulaciones, en las que se habla de unos y otros a las espaldas pero no se confrontan directamente a no ser por medio de la ira o la violencia.
Así, cuando no se ejerce una violencia física o psicológica directa, son frecuentes las amenazas físicas que tanto desequilibran, los amagos de golpes o acciones como coscorrones, zarandeos o empujones. La víctima siempre acabará cargando con la responsabilidad, tachándola de enferma o de loca. Son así las familias tan bonitas por fuera pero tan tóxicas por dentro.
Efectos de la Familia Narcisista
Es apenas comprensible que una persona inmersa en la dinámica familiar narcisista, ya adulta se encuentre con dificultades para relacionarse consigo misma y con el mundo de forma saludable.
Afortunadamente hay quienes consiguen darse cuenta y emprenden una compleja travesía para salir de la maraña emocional en la que han estado inmersos/as durante toda su vida. Con el tiempo empiezan a ser capaces de cuestionar que su confusión está muy lejos de ser la forma natural de estar.
Se trata de curar heridas, de remendarse poco a poco y no es tan simple como cerrar la puerta de casa e irse a la del vecino a vivir con una familia más entretenida. No es tan fácil cuando no se conoce una vida diferente pero gusta imaginar que amor no es igual a manipulación, que vida no es lo mismo que lucha sin final, que espontaneidad no es necesariamente equivocación.
Aún así cuesta creer que otra forma de vida es posible. Es como cuando viajas a un país con otro idioma, otro clima y gente tan diferente que no entiendes nada, pero algo te gusta ya que las nuevas sensaciones alivian y ofrecen perspectivas de futuro.
Hay que hacer un viaje interno para reparar los daños producidos por la Familia Narcisista. No es suficiente con repetir palabras bonitas para borrar los pensamientos negativos y tampoco hacer lo que aconsejan por ahí… “no les hagas caso, no te dejes controlar, desconecta, no dependas, déjalos y haz tu vida”. Si fuera tan fácil, muchas personas ya lo hubieran hecho en vez de sufrir, deprimirse o enfermarse.
Evitar el conflicto no sirve de nada. Más interesante resulta entrar de lleno en éste para ver qué lugar se ha estado ocupando en un sistema familiar perverso y progresivamente liberar los hilos enredados que mantienen los vínculos dañados.
¿Por qué me siento tan mal?
Recordemos que las personas que han crecido dentro de una Familia Narcisista tienen grandes dificultades para explicar claramente por qué se sienten tan mal.
Por esto, no podemos esperar que la persona que acude a terapia, en cuanto se sienta en frente de su psicoterapeuta le cuente exactamente qué pasó en su infancia y cómo se desarrolló su situación emocional actual. Al contrario, es posible que invierta el tiempo de las primeras sesiones expresando su desconcierto ante la vida, sus fracasos reiterados en las relaciones afectivas, su falta de sentido, sus problemas laborales, su ansiedad, su depresión, su bloqueo emocional, sus síntomas psicosomáticos, mientras describe a su familia como la más perfecta conocida hasta el momento. Esta persona no miente. Simplemente no ha caído en cuenta que una cosa puede tener que ver con la otra.
Porque la negación es uno de los mecanismos de defensa estrella de quienes han hecho parte de una Familia Narcisista. Lo que es la ansiedad y la depresión no suele asociarse a la historia familiar, tampoco el sentimiento de vacío o la autopercepción de ser inadecuado y mucho menos la rabia maquillada con otras actitudes menos cuestionables, que permiten mantenerla en el desván del inconsciente.
Las dinámicas familiares suelen permanecer silenciadas como un virus que no se manifiesta, por lo que sacarlas a la luz en el momento adecuado, dentro de un proceso psicoterapéutico con capacidad de hacer consciente lo inconsciente, es una manera de cortar los hilos invisibles de un árbol genealógico en el que la enfermedad y la infelicidad han tejido una desastrosa tela de araña.
El sentimiento de culpa no ayuda
Con tan complejos mecanismos de defensa que actúan en las Familias Narcisistas, hacerse consciente puede resultar bien difícil cuando se ha crecido dentro. Se han integrado sus esquemas, sus normas, sus formas de comunicación y estas llegan a parecer absolutamente normales aunque no tengan ni pies ni cabeza. Pero como es lo único que se conoce, aunque sean destructivas se naturalizan y así nos va.
Admitir que algo no va bien es un buen punto de partida. Trascender el sentimiento de culpa que estanca y bloquea el cambio es una de las más difíciles apuestas pero también la más acertada decisión. Excusarse, justificar, retirarse del mundo sólo sirve para perpetuar la saga narcisista. Buscar y seguir una luz, por minúscula que sea, es la mejor forma de cambiar de órbita hacia una nueva oportunidad.
1 comentario en «Familias Narcisistas… Más allá de la Apariencia»
Excelente María Clara. Es tan simple como cuando nos preguntan: cómo estâs? O cómo sigues con tal tema y por no preocupar a los demás, porque creémos que no nos entienden o nos juzgan, invariablemente, todo está bien!!! Y nosotros mismos nos lo creemos
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