Dentro de los cambios que puede conllevar el proceso migratorio, la salud es uno de los terrenos en los que mejor se manifiesta la experiencia. El cuerpo, como pasa en todos los procesos vitales, expresa de diferentes maneras ya sea el estado de equilibrio o el de desequilibrio, temporal o permanente.
Sucede a menudo que la migración traiga consigo cambios en el peso corporal. Esto parece ser, a primera vista, una consecuencia inofensiva, tomando en cuenta otras de aparente mayor gravedad. Sin embargo, el aumento en las tasas de obesidad en personas inmigradas ha llegado a preocupar hasta el punto de profundizar en el estudio de sus significados.
El estudio: «Acculturation and obesity among migrant populations in high income countries – a systematic review« (En castellano: «La aculturación y la obesidad en las poblaciones migrantes en los países de altos ingresos – una revisión sistemática-«), llama la atención sobre algunos aspectos de interés para la comprensión de este proceso en la salud, basándose en la evidencia encontrada en otras investigaciones, acerca de la asociación que existe entre la migración de países de bajos o medianos ingresos hacia países de altos ingresos y la obesidad.
Esta asociación se ha relacionado con la aculturación, es decir, con el cambio gradual entre las actitudes y los comportamientos originales de los inmigrantes y los de la cultura de acogida. Esto, sumado a los factores de estrés añadido, menos recursos de afrontamiento y mayor riesgo para la salud mental, puede constituir un aumento en las problemáticas relacionadas con la inmigración, que deberían tomarse en cuenta a la hora de crear propuestas y politicas de salud encaminadas al mejoramiento de la calidad de vida de las personas inmigradas.
A pesar de que este estudio se realizó en Estados Unidos, un país que se encuentra entre los diez países con más sobrepeso en el mundo, considero que vale la pena conocer sus conclusiones en beneficio de la prevención y como posible referencia para investigaciones en otros países con alta incidencia migratoria como es España.
Llama la atención que no se encontró una relación positiva entre la aculturación y la obesidad en las poblaciones que emigran de países de altos ingresos a países de ingresos medios o bajos.
Aunque los inmigrantes recién llegados tienden a ser mas saludables que la población de acogida, se encontró también que las personas que emigran a países de mayores ingresos respecto al país de origen, son mas susceptibles al exceso de peso que sus contrapartes locales.
Este aumento de peso suele aumentar significativamente durante los 10-15 años después de la migración, pudiendo variar en función las características particulares como son el origen étnico, el género, la edad en el momento de la migración y el periodo de residencia en el nuevo país.
Después del análisis de resultados de otras investigaciones, este estudio concluyó que el grado de aculturación sí parece reflejar el grado de transición nutricional hacia una dieta más propicia a la obesidad y a un mayor índice de masa corporal
Sin embargo, parece también haber algunas diferencias en los procesos de hombres y de mujeres que pueden estar relacionadas con la mayor susceptibilidad, por parte de ellas, a las influencias culturales, a la imagen del cuerpo, a la elección de alimentos y a la actividad física, lo cual contrarresta el ambiente propicio a la obesidad. Por otra parte, parece ser que para las mujeres que migran, en algunas poblaciones, a medida que aumenta el nivel adquisitivo aumenta también la consciencia sobre la salud, lo que se refleja en el comportamiento alimenticio y, por lo tanto, en el peso corporal.
Por lo tanto, la variable de género parece ser un factor significativo en la relación entre la aculturación y la obesidad. Sin embargo, los autores de este estudio informan haber encontrado una cantidad limitada de investigaciones válidas sobre este tema, aclarando que estudios futuros deberían centrarse en esta relación.
También resaltan que investigaciones futuras deberían examinar los factores culturales protectores, es decir las conductas y los hábitos saludables tanto de la cultura de origen como de la de acogida. Los países de altos ingresos que tienen un considerable porcentaje de población inmigrante de países de bajos y medianos ingresos, deben ser activos en sus esfuerzos para prevenir la obesidad y otras enfermedades relacionadas como, por ejemplo, la diabetes en estas poblaciones de riesgo.