Yo dejé mi casa
paso a paso, polvo a polvo
la limpié,
miré de frente mis recuerdos,
cada objeto con mil historias
enredadas,
cada rincón mirándome
prediciendo el abandono.
Yo dejé mi casa
y al dejarla me perdí de
grandes momentos, del sol
y del sueño de una noche deseada
Sin embargo, me llené a través del cansancio,
de la soledad y hasta de la duda,
de la maravillosa sensación
que me acompañará durante mis
próximos sueños y vigilias:
la de saber que jamás
te culparé a tí, amigo
de una vida no vivida ni adeudaré
el haberte convertido en el amo
de mi sueño.
Yo dejé mi casa
y el dolor ha merecido la pena.
Me pertenezco y como recompensa
me llevo a mi casa en la piel y en la distancia.