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Celebración – Psicoterapia y Otras Posibilidades

Tuve sensaciones mezcladas, que iban desde el miedo hasta el entusiasmo. Con los límites y las fortalezas, opté por seguir adelante y aprovechar también esta experiencia como trabajo personal

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Recuerdo aquel día, hace un par de años, cuando entré en Google para preguntar «cómo-se-hace-un-blog». A partir de ese momento, este proyecto empezó a tener vida y yo, a convertirme en una autodidacta  del «mundo blogger». 

La ignorancia se fue convirtiendo en el básico aprendizaje para lograr lo que quería: escribir, expresar con mis palabras lo que conozco y pienso sobre diferentes temas de la vida cotidiana, a los que dedico gran parte de mi tiempo personal y profesional.

Y el año pasado por estas fechas, me embarqué en la aventura de publicar este blog. Lo pensé seriamente antes de sacarlo a la luz pues intuía que, a partir de ese momento, tendría bajo mi responsabilidad un trabajo extra que no sabía si estaba dispuesta a asumir. Pero me decidí, aún consciente del riesgo de sumarme a quienes empiezan con ganas para dejarlo cuando llegan mejores ideas.  

Al elegir por fin publicarlo, tuve una infinidad de sensaciones mezcladas, que iban desde el miedo hasta el entusiasmo. Con los límites y las fortalezas sobre la mesa, opté por seguir adelante y aprovechar también esta experiencia como trabajo personal. 

Y aquí estoy, un año después, “conduciendo” este blog como si siempre hubiera sido fácil. Sin planearlo demasiado, fue adquiriendo su ritmo al compás que marca el día a día. Y casi sin darme cuenta, este proyecto se ha convertido en una de mis mayores satisfacciones. Las mañanas de los martes, día elegido para publicar las entradas, ahora son una especie de ritual, de fiesta donde se juntan letras, imágenes y colores que, en cuanto pulso la opción de “publicar”, dejan de ser mías para volar hasta destinos a los que nunca sospeché que llegarían. Porque a pesar de las limitaciones del idioma, con sus casi 9500 visitas, se ha leído en 48 países!!

Pero he de aclarar que, aunque el blog lleva mi nombre, el mérito no es sólo mío. Está la gente que lo lee y que me escribe para hacerme preguntas y comentarios increíblemente interesantes, ya sea en público o en privado, a distancia o directamente en la consulta. Están quienes me dan ideas para la próxima entrada o comentan lo que sienten después de haber leído algún escrito. Sus palabras son el faro que me permite ver por donde continuar, y que me cuida de la tentación de escribir basándome sólo en mis preferencias o intereses.

Están quienes siguen y comparten los artículos en las redes sociales. Están los/las colegas y amigos/as que colaboran con sus trabajos y quienes me regalan su tiempo para darme una entrevista. Están los más cercanos quienes, con su amor y con su humor, me devuelven la risa después de trabajar en temas en los que el sufrimiento quema. Está quien es capaz de guardar silencio cuando me entrego a mis reflexiones y de rescatarme a la realidad cuando me excedo en los esfuerzos. Y está quien dedica parte de su tiempo a leerme y, además de animarme, me sugiere mejoras en la redacción para poder transmitir el pensamiento de una forma amable y comprensible.

Este blog no es una obra maestra y no pretende serlo. Es simplemente una vía de expresión y de difusión de mi trabajo. Por eso, posiblemente no merezca tanto bombo. Pero me tomo la libertad de celebrar su primer año, por lo que ha supuesto para mi y para quienes han elegido pasarse por aquí, ya sean diez minutos o varias horas, con tal de que al final del paseo hayan salido con una sonrisa, un alivio, una pregunta, una consciencia o una decisión que, a veces felizmente y otras no tanto, de todas maneras les haya ayudado a mejorar su vida.

Con todo, el blog está incompleto, afortunadamente. Faltan muchos temas por hablar y actividades por proponer. Y animo a todos y a todas quienes deseen expresar sus comentarios, que lo hagan, ya sean ampliaciones, preguntas o sugerencias, pues así cobrará aún más el sentido que tiene, que es el compartir ideas, de ningún modo absolutas ni acabadas.

Así pues, el blog sigue, con sus aciertos y con sus incertezas, hasta cuando la vida y ustedes, los lectores, lo decidan.

Gracias por compartir este artículo

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