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Las trampas de la Memoria – Psicoterapia

Los recuerdos se viven, se sufren o se disfrutan de la misma manera ya sean reales o falsos, así que la mayoría de las veces sólo contamos con las verdades que subjetivamente aceptamos y asumimos como propias

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Imagen de congerdesign
La memoria no surge solo de la experiencia, sino del intercambio de muchas mentes
– Oliver Sacks –

¿Qué recuerdas de tu vida? nos preguntamos unos a otros. Las respuestas van y vienen, desde nítidas memorias hasta nebulosas de confusos recuerdos.  

Memorias que no siempre aportan datos tan exactos como nos gustaría creer. El mundo psíquico es tan complejo que lo que recordamos pudo ser… o tal vez no fue. 

Oliver Sacks, en su libro póstumo El Río de la Conciencia, dedica un capítulo a la falibilidad de la memoria y cuenta cómo él mismo construyó una escena en su imaginación a partir de una carta de su hermano relatándole una intensa experiencia. 

Fue tan impresionante para él que muchos años después podía dar fe de lo vivido, como si hubiera estado allí. Fue su otro hermano quien lo sacó del error, demostrándole que aunque su falso recuerdo era muy fiel al relato de su hermano en la carta, Oliver no estaba presente en el lugar de los hechos cuando estos ocurrieron. 

Al parecer tenemos la capacidad de vivir experiencias que nos han contado, que hemos leído o incluso soñado, de la misma manera como vivimos nuestras experiencias reales

No es que inventemos cuentos por mentirosos. No es una cuestión moral. Además, según Sacks en su mayor parte nuestros recuerdos son sólidos y fiables

Por otra parte, algunas de las memorias que conforman nuestra historia han sido insinuadas o implantadas por otros y saber esto es clave, tanto en los ámbitos familiar y social como en el de la Psicoterapia.

Sacks explica cómo se puede llegar a implantar un falso recuerdo. Menciona a la psicóloga e investigadora Elisabeth Lofrus, quien documentó los inquietantes éxitos obtenidos al sugerirle a alguien un recuerdo ficticio:

Después de una clara negación por parte del/la protagonista, viene la vacilación para acabar este recuerdo, antes inconcebible, convirtiéndose en la convicción de haberlo vivido. 

Lo más interesante (y peligroso en algunos casos) es que no siempre hay camino de vuelta. Al confesar a la persona la falsedad del suceso, la certeza es tal que ella acabará insistiendo en su veracidad.

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Tal como ha demostrado Elisabeth Lofrus en su investigación, se pueden implantar recuerdos falsos lo cual, cuando se hace de manera deliberada se aleja radicalmente de la ética.

Por esto es que en una Psicoterapia validada no se le cuenta a nadie, a modo de oráculo adivinatorio, qué le pasó cuando era pequeño, cómo fueron sus primeros años o incluso qué le sucedió en su vida anterior. 

Porque ya puestos, de ahí es fácil saltar a qué debería hacer, cómo pensar, qué soñar y de qué color ver la vida para llegar a la felicidad anhelada. 

A la manipulación, al sectarismo o al adoctrinamiento hay que llamarles por su nombre, pero nunca se deberían asociar con la Psicoterapia

Implantar recuerdos falsos se aleja de la función de la Psicoterapia, que consiste en ayudar a que la persona encuentre SU propia verdad y la dirección de SU vida, gracias a las herramientas psicoterapéuticas

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Recuerdos y Psicoterapia Corporal

Es muy difícil saber si lo que se recuerda ha sido real o no, cuando no hay una confirmación exterior que avale la veracidad. No hay una manera psicológica de distinguir lo verdadero de lo falso en la percepción de la historia personal.

Los recuerdos se viven, se sufren o se disfrutan de la misma manera ya sean reales o falsos, así que la mayoría de las veces sólo contamos con las verdades que subjetivamente aceptamos y asumimos como propias. 

Incluso cuando un proceso de consciencia como la Psicoterapia nos lleva a concluir que un recuerdo ha sido producto del imaginario o de una implantación externa, la emoción que le acompaña puede seguir presente condicionando el estado anímico, la autoimagen y las relaciones con los demás.

Y en realidad esto es lo que más importa. En Psicoterapia lo que nos interesa, más que la veracidad o la falsedad del recuerdo, es la narrativa asociada a la identidad personal y a la emoción.

Nos interesa el efecto que este recuerdo tiene sobre la salud, cómo bloquea o expande la energía vital y cómo está asociado al sufrimiento o al placer.

Y esto se refleja en el cuerpo que tiene su memoria… el cuerpo, que nunca miente.

En este sentido la Psicoterapia Corporal Caracteroanalítica cobra un gran valor al trascender la palabra y ocuparse también de las sensaciones más profundamente vividas, permitiendo hacer consciente de la manera más espontánea posible la experiencia, siempre presente en un cuerpo que la siente.

Y así es como los recuerdos que sustentan nuestra historia cobran sentido… real y objetivamente válido.

Nota: Parte de este escrito ha sido inspirado en la lectura de: “El río de la Conciencia” de Oliver Sacks. Ver esta y otras referencias bibliográficas en la  biblioteca psicológica.

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