Un contrato es un acuerdo de funcionamiento entre dos partes. Pero no todos están escritos en un papel. Algunos ni siquiera son verbalizados y muchos son inconscientes. Algunos se sellan en la infancia, e incluso antes.
Se van transmitiendo en los grupos humanos inundando las relaciones personales, las antiguas y las presentes, bajo el amparo de la inconsciencia.
Historias ocultas, secretos compartidos, reglas invisibles que habitan en parejas y familias, ampliándose luego a otros grupos, instituciones y culturas…
«Te amaré por siempre y más allá de la muerte»… se prometen algunas parejas en los primeros tiempos del amor.
«Esto debe quedar entre nosotros»… dice el abusador a la niña o al niño, paralizado por el miedo ante la amenaza.
«Si mis padres no son felices yo tampoco lo seré»… parece decidir un niño enfrentado a un gran conflicto que asume, aunque no le pertenezca.
«Has venido al mundo para dar sentido a mi vida»… Se le dice a un bebé en cuanto nace, poniendo en sus hombros una responsabilidad injusta.
«Tu misión es continuar con la empresa familiar»… ¡también se les dice a los bebés!
«Eres idéntico al abuelo»… y para completar le ponen el mismo nombre.
«Aquí sólo hay ingenieros porque un artista no saca adelante a una familia»… acuerdan los padres narcisistas, bloqueando el sano descubrimiento de las potencialidades individuales.
«La ropa sucia se lava en casa»… acuerda una madre con su hija maltratada y re-victimizada con un silencio impuesto.
«Quien arriesga pierde»… avisa un padre, cortando las alas al hijo en su primer negocio.
«Ahora eres el hombre de la casa»… dicen a un niño de ocho años, que ha de convertirse en un adulto de la noche a la mañana, ante la partida de su padre.
«Más vale malo conocido que bueno por conocer»… recuerdan a quien desea experimentar una vida mejor en vez de repetir los patrones de siempre.
«Más vale pájaro en mano que ciento volando»… más y más resignación.
«Los pobres son los buenos, los ricos son los malos»… o al revés.
¿Cuánto tiempo llevamos escuchando y asumiendo estos mensajes? ¿Cuáles hacen parte de una verdad interna en la que creemos profundamente y de la cual podemos hacernos cargo?
Bajo el nombre del amor, del orgullo o de la honra, de los apellidos, de los países o de los dogmas, se han hecho infinitos pactos conscientes e inconscientes que tarde o temprano se desvelan, ya sea en sueños o en vigilias. Acuerdos que se esconden en frases hechas o en simples gestos porque hasta el silencio habla
Mensajes aparentemente inofensivos que dicen sin decir, hasta que alguien los evidencia, hasta que el cuerpo los desvela con un síntoma o hasta que las relaciones malogradas, los trabajos frustrados o las crisis existenciales se manifiestan, a pesar de todo el empeño por tapar el sol con una mano.
Votos de obediencia, de castidad, de lealtad a cambio de reconocimiento, dinero, cariño o pura supervivencia. A veces es suficiente con tener la ilusión de seguridad para cerrar los ojos y someterse a lo que sea. A veces, sobre todo si se es niño o niña, no hay más remedio que callar y seguir la ruta marcada.
Fantasmas que van y vienen. Legados que parecen propios con el paso del tiempo, pero que siempre se pueden evaluar, actualizar y reformular, para crear otros con nuevas condiciones según las necesidades del momento.
Se puede estar mejor. Cuando se descubre que esas culpas y vergüenzas que pesan en el cuerpo son ajenas, el miedo a la soledad, a la exclusión o al rechazo se vuelve pequeñito, comparado con las ganas de traspasar los muros que impiden la vivencia de la libertad.
Por supuesto que se puede estar mejor!!
1 comentario en «Pactos inconscientes, fantasmas que van y vienen»
Geniales reflexiones sobre estas situaciones que nos rodean en lo cotidiano y que al verbalizarlas, no solo toman forma , sino que somos conscientes de ellas para poder elegir el cambio. ¡ Enorabuena por el Blog Profesional !
Los comentarios están cerrados.